“Uno no vive más que
en su infancia el resto es costumbre, costumbre y horror”
Antón Arrufat
La caja está cerrada*
esta obra publicada por
editorial letras cubanas en 1984 llega a mis manos como lo hacen casi
todos los libros, por azar, le encuentro en la biblioteca pública
de La laguna mi proveedora habitual de lecturas, es un ejemplar de
tapas blandas a dos colores, las páginas están amarillas por el
paso del tiempo, para mi sorpresa el libro no había sido aún
leído por nadie, infinito placer me produce ir cortando las páginas
para leerlo, me abro paso con un abrecartas descubriendo el mundo que
contiene.
Trata en gran medida del universo criollo, la sociedad
pequeño-burguesa de Santiago de Cuba en plena segunda guerra
mundial, todo visto por los ojos de un niño a punto de llegar a la
adolescencia, las diferencias de clase social, el disimulo de la
miseria por una clase orgullosa venida a menos, el racismo con los
negros y mulatos descendientes de esclavos, la opulencia de unos y el
crepúsculo social de otros, el viejo mecanismo de la vida en
definitiva “el viejo
mecanismo que comienza a triturarlo implacable”.
Antón Arrufat poseedor de la más fina de las ironías, y del
sarcasmo más potente , gusta en ocasiones de mostrar cierta piedad o
indulgencia con sus personajes que se retuercen, todos sin excepción,
en un descenso hacia la nada bajo el calor infernal de Santiago, todo
pasa y nada permanece para siempre.
El niño Gregorio tiene una caja de cristal donde va guardando
todas las cosas que tienen un significado para él, cuidadosamente
seleccionadas cada una con su propia historia y relacionadas
íntimamente con su aprendizaje vital, la caja es donde guarda todos
los objetos que simbolizan su transformación en un adulto pasito a
pasito, asombrado del mundo y su mecanismo, callando las preguntas
innecesarias por no parecer tonto a los ojos de los adultos,
seleccionando las cosas que se van reclutando para la caja como si de
una cápsula del tiempo se tratara (de su propio e intransferible
tiempo, su paso de la infancia a la madurez).
Cada libro que leo, cada situación que vivo me remite una y otra vez
a mi realidad actual, imposible no establecer paralelismos, están
todos los ingredientes, la guerra, llenando
los ojos de muerte en los telediarios, una casta parasitaria
que vive de la explotación, del abuso, del robo y del ultraje a una
gran mayoría, una burguesía cada vez más empobrecida y
desconcertada.
Nada sucede aunque todo parece a punto de estallar porque “también
las estrellas, en apariencia serenas, tienen sus explosiones”.
La tierra era entonces un lugar muy peligroso y hoy, a pesar de los
adelantos y del tiempo que ha pasado, los es todavía más, no hemos
aprendido nada.
En la
caja está cerrada
nada es lo que parece y cualquier intento de indagar en la
verdadera naturaleza de las cosas se verá frenado por alguna puerta
cerrada, el más mínimo gesto de disentimiento está condenado al
ultraje y escarnio público para que no sea imitado por más gentes.
“Donde asome, nada más asome un pensamiento diferente al
mayoritario, una libertad no consentida, corremos peligro tu y yo, el
alcalde y hasta el mismísimo presidente de la República “
aseguraba uno de los personajes secundarios de la novela, como
respuesta a algún conato de honestidad que pudiera ver en las
pupilas de su lacayo político, igual que hoy, los Medios de
Comunicación tienen encomendado difundir el pensamiento único, sus
reglas de juego, que solo los poderosos y los corruptos pueden
saltarse cuando les interesa, y criminalizar cualquier acto de
rebeldía en contra del Sistema, por muy pacifico que sea.
La novela de Antón Arrufat esta llena de simbolismo, los objetos,
las fotos de los antepasados, la epopeya de los negros esclavos, el
sexo, todo se esconde y se respira detrás de las puertas cerradas,
debajo del asfalto yacen superpuestas otras ciudades, otras
civilizaciones igual de angustiadas que la nuestra.
Rogelio, el tío de Gregorio, una especie de maestro de ceremonias de
la vida, le cuenta que : “Actualmente caminamos sobre ciudades
y huesos y hablamos con las palabras de los muertos “
Igual que ahora, nosotros aquí caminamos sobre las ruinas de una
falsa prosperidad, de un engaño colectivo, una falsa democracia,
bajo nuestros pies los muertos de todas las guerras y de la más
cruenta de todas, la guerra de los ricos contra los pobres, que se
libra cada día delante de nuestros ojos, tratamos de seguir adelante
de escapar pisando los huesos de los que van cayendo.
“Triste
país, cada quien mata el árbol que puede “.
Juana Santana
*La
caja está cerrada, Antón Arrufat
Editorial
letras cubana
Ciudad
de la Habana, Cuba 1984