martes, 5 de noviembre de 2013

¿Sabes tú?

Tomaso Hernández
¿Sabes el dolor ese que de repente te sorprende en la boca del estómago sin saber muy bien cómo llegó hasta ahí? Tal vez subió por los pies, pasó por los tobillos, las rodillas, trepó por los muslos y siguió avanzando por las tripas hasta llegar al nido que lo cobija. Pero digo sólo tal vez, porque es un suponer, cuando esto ocurre uno no sabe nada, no hay porqué ni cómo, el dolor lo oculta todo. ¿Sabes tú de qué te estoy hablando?
¿Conoces esa sensación de que te desgarran las extremidades, te las atan a cuatro cuerdas para después tirar en diferentes direcciones? Suplicas para que tiren más fuerte y que al fin acabe el dolor, pero no, el dolor ni desaparece ni mata, te mantiene despierto para que sientas la ausencia. ¿Sabes tú de qué te estoy hablando?
¿Te ha pasado alguna vez notar como caes a un foso, un foso infinito y en una eterna caída anhelar llegar al final? Esperas con ansia aplastarte contra el suelo lleno de mierda y lodo, que todo acabe, dejar al fin de caer para estar abajo del todo porque después de eso ya no hay más. Pero el aplastamiento nunca llega, sigues cayendo y cayendo sobrepasando la lógica de la física, poniendo en duda hasta los límites del aguante humano, la agónica sensación de estar vivo. ¿Tienes idea de cuál es esa sensación?
¿Se te ha pasado por la cabeza alguna vez sacarte los ojos y comértelos para no seguir siendo testigo de la pegajosa realidad que de repente te sorprende en la piel y ni con espátulas de velcro eres capaz de arrancar? ¿sabes de qué sensación te estoy hablando? ¿sabes tú de qué hablo? ¿lo has sentido alguna vez?
¿Dime, has sentido ese dolor?

Yo ya lo dejé atrás. Tengo muy mala memoria.


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